sábado, 16 de enero de 2010

La otra cara del desastre de Haiti

De nada sirve a estas alturas, recordar que ya hace unos años se advirtió de la posibilidad que que esto ocurriera, de nada sirve preguntarse porqué no se tomaron medidas que pudieran paliar en parte los efectos que ahora lamentamos, de nada sirve hacer balance histórico de la realidad de un pueblo sumido ancestralmente en la miseria de las miserias, provocada desde dentro y desde fuera de sus fronteras por las corrupciones incesantes de quienes han hecho y siguen haciendo negocio con la desgracia del prójimo, de nada sirve pensar en lo que se debería de haber hecho, que nunca se hizo, y que seria a estas alturas suficiente para amortiguar los efectos de uno de tantos desastres como el que ahora nos tiene a todos perplejos por su magnitud.

¿Habrá que salir de nuevo a las calles para reclamar el famoso 0,7% (sin mas trampas, ni mas dilaciones) de ayuda a países en sub-desarrollo?

¿Llegara el día en que los gobiernos de los países desarrollados, sin excepción, dejen de mercantilizar sus engañosas ayudas que en gran medida se convierten en escandalosos negocios?

¿Sera quien gobierne, capaz de establecer una política de transparencia que evite el enriquecimiento de unos pocos "inmorales privilegiados", la corrupción de las instituciones y la fuga del capital destinado a proyectos humanitarios?

¿A nadie se le pone la cara roja de vergüenza cuando dice que España colabora con 3 millones de Euros "solidarios" para paliar el sufrimiento de varios millones de personas, cuando hace unos meses se han destinado 700.000 millones de Euros para evitar el "desastre financiero"provocado por la avaricia de unos pocos?

Una vez mas, la solidaridad ciudadana superara con creces a la gubernamental, nuestros dirigentes nos exijen ser solidarios año tras año con una importante contribución impositiva que luego reparten en una, cada vez mas preocupante lista de sueldos vitalicios por haber ostentado cargos de responsabilidad, flotas de coches de valor incalculable, dietas sin justificación, despachos de diseño, vacaciones familiares y grandes comilonas para hablar de la situación. Y todo ello, esos si, absolutamente legalizado mediante los oportunos Decretos de Ley que blindan sus prebendas ante la impotencia ciudadana.

En Haiti, lo que queda de gobierno se ha visto apabullado por la situación sin que hasta ahora haya sido capaz de reaccionar. El presidente se encuentra en el aeropuerto, escaso de colaboradores y a la espera de la reaccion internacional que le ayude a establecer una pauta a seguir. Por otro lado las instalaciones aero-portuarias están colapsadas, no tiene capacidad para al gran numero de aviones cargados de ayuda que quieren llegar al lugar del desastre y los que han llegado no tienen combustible para repostar y poder salir del país. Por ello, los nuevos envíos son desviados al destino mas próximo, República Dominicana, donde descargan y emprenden la aventura de transportar las mercancías humanitarias mediante camiones hasta Puerto Príncipe. Una aventura contra-reloj de mas de seis horas por carreteras mal acondicionadas que además de los percances previsibles se encuentran con puestos fronterizos que permanecen durante la noche cerrados, en los que las autoridades se auto-imponen la obligación de supervisar adecuadamente el material que se transporta, situación en la que no solo se pierde un tiempo precioso, sino también un importante numero de mercancías urgentes e imprescindibles en estos momentos críticos. Y de los que son capaces de atravesar el filtro del expolio fronterizo, aun han de salvar el ataque de los haitianos desesperados, hambrientos y acostumbrados a la barbarie que los esperan en el camino restante para requisar lo transportado y establecer un lucrativo negocio de mercado negro.

Fuentes bien informadas próxima a lo que queda de estructura gubernamental, nos comunican que lo mas necesario ahora mismo es el envío de dinero.

¿Dinero?, ¡si!, ¡si!, han leído bien, dinero que les sirva para poder comprar gasolina, que por cierto ahora se esta vendiendo mas cara que nunca, dinero que les sirva para poder alquilar camiones en la República Dominicana, que están haciendo lo que nosotros entendemos por "el agosto", dinero para poder rescatar una parte de esas ayudas perdidas en el mercado negro (agua, alimentos, medicinas).

Personalmente, creo que la situación representada al igual que en anteriores catástrofes, es indignante, siento vergüenza por la lentitud y la inoperancia de las instituciones publicas, por pertenecer a una sociedad capaz de sujetarse a una burocracia que permite que vidas humanas se pierdan mientras se firman protocolos de actuación y consecuentemente incapaz de oír los lamentos de los moribundos que agonizan mientras los ejércitos vecinos montan guardia en las fronteras del país con el fin de evitar la teórica invasión de una marea de pordioseros, mutilados y miserables. Siento vergüenza al ver como los micrófonos y las cadenas de TV han sido capaces de llegar antes a la tragedia que médicos, bomberos, medios para desescombrar, alimentos y mantas.

Y ante toda esta realidad, ¡vive Dios! que no pretendo desanimar la iniciativa privada, solidaria, altruista, con el corazón encogido por las dimensiones de la tragedia y que se rasca su maltrecho bolsillo en acto reflejo de solidaridad y compasión. ¡Todo lo contrario!, lo que pretendo es concienciar a los donantes por si su esfuerzo puede ser mayor y a los no donantes por si se les remueve la conciencia de que toda ayuda en estos momentos es poca pues no hay país en la tierra que se merezca tanta desgracia, y aunque la ayuda llegue diezmada, es imprescindible que llegue y si para eso tenemos que multiplicar nuestro esfuerzo por diez, ¡pues adelante!.

Pero, que una vez pasados estos trágicos momentos de dolor y desesperación seria oportuno que todos aboguemos por una forma de vida mas solidaria y exijamos de quienes solo son "nuestros representantes" el cumplimiento de "nuestras soberanas voluntades", de forma escrupulosa y transparente. Que se deje de subvencionar la miseria en el llamado tercer mundo y se implanten politicas de colaboracion activa que les permitan llegar a ser autosuficientes, a ver si entre todos cambiamos el "vamos a dar de comer a los hambrientos" por el "vamos a enseñarles a cultivar sus alimentos" o el "vamos a regalar libros a los analfabetos" por un "vamos a enseñarles a leer".

Muchos entendemos que atenta contra la moralidad la visión de como el ser humano es capaz de hacer convivir en el mismo espacio físico cielo e infierno, e igualmente grave es ver la pasividad demostrada, la facilidad que tenemos para la abstracción y el autoconvencimiento de la ineficacia de nuestra individual y nimia rebeldía, su inútilidad frente a la enorme magnitud de la situación que con un despliegue de medios de incalculable valor, algunos nos proyectan "en exclusiva" diariamente el las pantallas de nuestros televisores.

Doy fe, desde la Fundación Guapa, de la inmensa generosidad de la mayoría frente a la codicia de algunos pocos, de que salvo contadas excepciones, una vez los ciudadanos informados, se solidarizan con las causas justas. Doy fe de que haciendo una valoración estríctamente económica no es quien más tiene el que más colabora. pero en cualquier caso, cuando los acontecimientos desbordan los parametros de nuestra comprensión. todos tenemos que ser uno y como tal, iniciar acciones encaminadas a corregir esos vicios.

Que el espíritu romántico que ha inspirado esta proclama anide en el alma de todos aquellos que dudan, que les ayude a movilizarse y perseveren en su labor como uno de los hechos vitales que justifiquen su propia existencia.

Que seamos capaces de socorrer a quienes ahora padecen e igualmente capaces de establecer los medios para minimizar el futuro sufrimiento de los que han de venir....

Solo intentarlo ya merece la pena.

1 comentario:

  1. Definitivamente es lo mas sensato que he leido sobre el desastre de Haiti.

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